Mama Antula confía en la restitución de los Jesuitas y manda saludos para un grupo de monjitas que la acompañaron en su tarea evangelizadora en Córdoba.

Señor Don Ambrosio Funes de Santa Teresa de Jesús.
En hora buenas, honra y gloria sean dadas a Dios y al amante Corazón de Jesús eternamente. Sí, amado hijo en el Señor, parece que quiere pasar el tiempo de las tribulaciones, para que milite el de las consolaciones, porque Dios tiene entrañas de Piedad y Misericordia para premiar a los constantes, para castigar a los débiles. Ya lo sentía flaquear a Vm., por eso le mandé esa noticia bien fundada; quedo enterada de su deseo para que vengan justificados y con sus propios hábitos. En estos términos los he anhelado yo también, como lo tengo manifestado a nuestro querido Padre Gaspar, quien en el aviso anterior me escribió diciendo que los asuntos de la Compañía en orden a su restablecimiento iban al colmo de mi máxima, y que según los movimientos de las Potencias se verificarían mis deseos, ofreciéndome darme más luces acerca de esto en el aviso venturo. Yo no los quiero sino con sus propias sotanas; luego vendrán como deseamos.
El señor Comandante del Resguardo, que actualmente se halla en la Corte de Madrid, también está enterado de este deseo, para que vuelvan como llevo dicho, y me escribe en este aviso que según van las cosas se cumplen mis deseos: conque vendrán como deseamos. Por otra parte aún mantengo en mi poder el decreto del Rey para que se restituyan los Jesuitas y no menciona la sotana, antes…, a todos los que quieren venir o pasar a sus Dominios. A eso que me dice Vm. de que por qué no los aguardé en Montevideo, debo decirle que no lo hice sin precaución, y con mucho fundamento, de que subsistirán más en esta Capital que en Montevideo.
A mi amada monjita retórnele mis expresiones diciendo que me tiene enojada con no haberme escrito tanto tiempo. Lo mismo me les retornará las expresiones, a medida de sus deseos, a la María Francisca, Catalina de Cristo, Madre María Ignacia; y a la Madre Francisca Antonia, que nuestro convenio fue que ellas habían de hacer muchas lámparas, y yo solamente una, pero grande, la cual está pronta; en esta virtud que las enciendan pues ya es llegada la hora. Yo no sé que cosa lo detiene a Vm. para que cuanto antes no se hubiese venido a la disparada; pues si yo me hallara en su lugar creo no tendría sufrimiento, teniéndolo ya verificado. Hoy le remito la inclusa para que le entregue a mano propia al Señor Gobernador; suplico en ella que también contribuya con algo en la obra que tengo emprendida, y Vm. también puede hacerme las diligencias, por donde pueda, porque como es obra grande necesito bastantes fuerzas y ayudas. Espero lo hará. Pierda cuidado que las noticias que me vinieren en el aviso, se las he de comunicar; conforme me previene los términos del Comandante son que voy saliendo con la mía. No me extiendo más porque Vm. no me divulgue pues no tiene sufrimiento y esto es sólo para su consuelo. Dios nuestro Señor guarde su vida muchos años.
Su afectísima sierva en Cristo L.S.M.S.
María Antonia del Señor San José.
Ficha técnica.
- Fecha: 9 de enero de 1792
- Desde Buenos Aires
- De Mama Antula
- a Don Ambrosio Funes
- Idioma: Español
Cf. Blanco XCI: OO (en castellano); F 19.