Vía Crucis del Nazareno de Mama Antula

La imagen del Nazareno de Mama Antula sale en procesión junto al pueblo de la ciudad de Buenos Aires en el Vía Crucis de cada Viernes Santo desde el año 1786.

El Nazareno de Mama Antula se suma nuevamente al Vía Crucis de La Ciudad de Buenos Aires.

“… Al verlo, se tapan la cara de pavor porque, a la verdad, no han visto cosa más perfecta y de devoción, pues empiezan a llorar luego que lo miran. Es de estatura de un hombre cabal y está en acción de caminar, no está agachado; está con una cruz redonda con nudos… saldrá con licencia del Virrey”, así describe Mama Antula el efecto que producía -y produce- El Nazareno de la Santa Casa en el Vía Crucis de la época colonial, en una carta al Padre Gaspar Juárez (jesuita exiliado en Roma) en 1786.

El Nazareno Genuflexo de Mama Antula listo para salir en peregrinación por Buenos Aires.

Existen imágenes de vestir de Nazarenos en las Iglesias más antiguas de Buenos Aires -San Ignacio, San Telmo, Santo Domingo, la Catedral Metropolitana-que participaban de las celebraciones del Viernes Santo en la época de la colonia. En la Santa Casa de Ejercicios Espirituales hay dos Nazarenos: el que es llevado en procesión en la actualidad es el Nazareno genuflexo con una de sus piernas levantadas en posición peregrina; y el Cristo de la Aspiración -que se encuentra en exhibición en la Capilla del Sagrado Corazón-.

El Cristo de la Aspiración, el Nazareno más antiguo de la Santa Casa, donado por don Rosendo Rico en 1785. En la época de la colonia esta imagen era llevada en procesión cada Viernes Santo hasta la Iglesia de San Ignacio, en Bolívar y Alsina

Es una tradición de más de 200 años que El Nazareno de la Santa Casa salga en procesión en Semana Santa por Buenos Aires, provocando “gran ternura y compasión”, asombro y admiración a su paso. En la época de Mama Antula participaba del Vía Crucis junto a los Nazarenos «de toda la clerecía» -Iglesias y conventos de la colonia- que por entonces salían a las calles con sus respectivos Cristos camino del calvario, vírgenes dolorosas y santos, para formar parte de multitudinarias procesiones. Según una edición de la revista Caras y Caretas del año 1901, esos Vía Crucis constituían verdaderos calvarios. “Calles y templos veíanse repletos de gente vestida con sus mejores galas… Las procesiones no eran pobres desfiles… sino actos de verdadera piedad, pues era martirio recorrer las calles polvorosas detrás de las andas de los Santos, cargadas a espaldas de los devotos más fervientes… El jueves… salían las procesiones hacia el centro, con su abigarrado cortejo y llevando cada una su Cristo favorito…”

El Nazareno saliendo de la Santa Casa rumbo al Vía Crucis de la Ciudad, año 2019. Es una «imagen de vestir», es decir, una escultura tallada en madera con cabeza, manos y pies, y una vestidura especial que cubre la estructura de base o candelero.

Mama Antula organizaba la salida del Nazareno desde antes de que existiera la Santa Casa. Primeramente con el Nazareno más antiguo: el Cristo de la Aspiración, donado en 1785 por Don Rosendo Rico, un español que vivía en el Alto Perú. Mama Antula le pide en la citada carta al Padre Gaspar Juárez indulgencias para quienes lo veneren:

«Quisiera que mande indulgencias, pues [el Cristo de la Aspiración] lleva las atenciones de todo el pueblo; está trabajado en el Cuzco. El que me lo mandó fue un caballero, que fue para arriba con un empleo del Rey, llamado Don Rosendo Rico, que ya es difunto. Yo lo recibí por el mes de septiembre a 19, y a 4 de octubre murió, que según muestras, el Señor le pagaba la obra que hizo en dármelo”. 

Mama Antula, carta 32 al Padre Juárez

Mama Antula sacó por primera vez al Señor de la Aspiración en procesión en 1786 desde el solar donde por entonces organizaba los Ejercicios Espirituales, que quedaba detrás de la parroquia Nuestra Señora de Monserrat.

Señor de la Aspiración, el Nazareno más antiguo de la Santa Casa, hoy en la capilla del Sagrado Corazón. Está parado sobre sus dos pies, a diferencia del Nazareno genuflexo que actualmente sale en los Vía Crucis, con la rodilla levemente flexionada. Ambas son imágenes de vestir cuzqueñas de fines del 1700.

Al fundarse la Santa Casa en 1794 el Nazareno pasó a ocupar un espacio del Oratorio cuya ventana da a la Avenida Independencia 1150 -oratorio que se mantiene intacto- de manera que al abrir la ventana los vecinos de antaño podían venerarlo y rezarle desde la vereda.

El Nazareno con el gesto de la genuflexión -con una rodilla levemente flexionada- fue restaurado en 2018. Aquí, listo para salir en procesión al Vía Crucis de la Ciudad.

Los Nazarenos de Mama Antula son imágenes de vestir realizadas en Cuzco a fines del 1700, de impactante dramatismo. Tienen proporciones humanas y sus ropajes son rojos -el color de La Pasión-. Sus ojos son de vidrio; sus lágrimas, transparentes y sus cabellos son naturales. Los rostros están iluminados por las tres potencias de plata repujada que salen de la coronilla, a modo de halo santo. La técnica del repujado de metales es una forma de cincelado creada por los artesanos del Imperio Inca y que continuó practicándose en el virreinato del Perú. La Corona de espinas está realizada con espinas aplicadas en sogas, al igual que la original Corona de Cristo. 

En la época del virreinato la Semana Santa era la fiesta más popular, de la que participaban las diferentes Órdenes religiosas de entonces, compitiendo por quién congregaba más fieles. Iluminados por velas, esos Vía Crucis coloniales eran verdaderos espectáculos que paralizaban la ciudad de Buenos Aires, a la que llegaban cientos de personas de los aledaños para presenciarlos. Afín al espíritu antuliano, todo el pueblo se unía en las calles con sus vestidos de domingo para caminar y rezar juntos durante horas: cabildantes y autoridades, patricios, nobles, campesinos, mercaderes y esclavos unidos por la fe. 

El Nazareno de Mama Antula formó parte de las más antiguas procesiones realizadas por las distintas cofradías de la época colonial, que copaban las calles de Buenos Aires rezando el Vía Crucis de noche iluminados con velas. Las procesiones de entonces lograban que todo el pueblo se uniera en las calles con sus vestidos de domingo para caminar y rezar juntos durante horas: cabildantes y autoridades, patricios, nobles, campesinos, mercaderes y esclavos unidos por la fe.

Por entonces El Nazareno no salía solo en peregrinación. Lo acompañaban otras imágenes de hondo dramatismo que hoy en día siguen estando en la Santa Casa, cuyas expresiones de súplica y dolor producían muchísima empatía y conversiones, y eran exhibidos en diferentes lugares de la ciudad.

Salían de la Santa Casa, junto al Nazareno, las imágenes de El Señor de la Humildad, la del Cristo de la Aspiración, la del Cristo y el Pecador Arrepentido, reliquias consideradas millagrosas y que pueden conocerse cada primeros domingos de mes en las visitas a la Santa Casa guiadas por la Lic. Graciela Ojea de Río. El Nazareno era llevado en peregrinación hasta la Plaza de La Victoria -actual Plaza de Mayo- y luego exhibido en las galerías del Cabildo durante toda la Semana Santa, para que El Crucificado pudiera ser venerado tanto “desde su encierro por los presos de la cárcel”, como por la gente de a pie, incluidos los próceres de la Patria. 

El Nazareno de Mama Antula, tan antiguo como el Cabildo.

Al Nazareno “no lo tengo en ninguna iglesia de afuera, sino en mi oratorio; dos jueves de éstos lo he sacado a la calle; pero ha sido la admiración de todo el público, desde el Virrey hasta el más mínimo”

-Comenta Mama Antula en la carta 55 enviada al Padre Juárez

Facsímil de una edición de Caras y Caretas del año 1901. El Señor de la Humildad y la Paciencia representa a Cristo antes de iniciar el camino del Calvario, ya flagelado y coronado, esperando su última peregrinación hacia La Cruz.  Era exhibido en la esquina de la Iglesia de La Merced, en las calles Piedad y Reconquista, actualmente Perón y Reconquista. Se conserva en la Santa Casa.

El Cristo de la Aspiración puede contemplarse actualmente en la capilla del Sagrado Corazón de la Santa Casa. Es un Cristo de pie, llamado de la aspiración porque sus labios están entreabiertos; mira para arriba con un gesto de falta de aire, como pidiendo fuerzas.  En la época colonial era colocado frente a la Iglesia de San Ignacio, una de las más antiguas de Buenos Aires.

La imagen de El Cristo y el pecador arrepentido también era sacada a las calles en Semana Santa. En la época de Rosas la llevaban en andas hasta la Plaza de la Victoria -actual Plaza de Mayo- y se le ponía el nombre de algún enemigo de El Restaurador, y la divisa punzó. 

En el año del Bicentenario de la Argentina -2010- el Nazareno de Mama Antula estuvo en exhibición en los jardines del Arzobispado de Buenos Aires -contiguos a la Catedral Metropolitana-. En la actualidad permanece en el Oratorio de la Santa Casa, impecable, luego de que un grupo de devotos realizara una exhaustiva restauración para el vía Crucis de la Ciudad del año 2018.

El Nazareno de Mama Antula frente a la Casa de Gobierno en el Vía Crucis de la Ciudad de 2019.

Cada año se prepara a El Nazareno ungiendo sus cabellos naturales con óleo de argán, limpiando las potencias de plata y revistiéndolo con ropajes bordados en oro. Se lo presenta en una tarima repleta de flores.

Martes Santo de 2022. Luisa Sánchez Sorondo acicala a El Nazareno para salir al Vía Crucis de la Ciudad luego de dos años de aislamiento por la pandemia.

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