En la Basílica de La Piedad se conserva la antigua Cruz de fierro que remataba la torre del viejo templo, Cruz que muy probablemente fuera divisada por Mama Antula en su ingreso a Buenos Aires

Mama Antula llegó a Buenos Aires en septiembre de 1779, después de caminar miles de kilómetros descalza, harapienta, cansada y acompañada por dos beatas y un carrito. Caminaban las tres por las polvorientas calles del virreinato del Perú cuando un grupo de niños, al verlas cubiertas de polvo y cojeando empezaron a gritarles «¡Brujas!».

¿Habrá levantado la vista Mama Antula, y divisado la Cruz de la torre de la antigua Iglesia de La Piedad? Muy probablemente, porque lo que hizo fue ingresar inmediatamente al templo, encomendarse a la Virgen de los Dolores y rogar por el éxito de su misión: crear una Santa Casa de Ejercicios Espirituales en Buenos Aires y difundirlos hasta que Dios le de fuerza; y llegado el momento, ser enterrada en el camposanto de esta Iglesia.
La obra la realizo en 20 años, y su deseo fue cumplido.

Esa misma Cruz del templo original suele exhibirse en la Basílica de La piedad. Así la describe Oscar Andrés De Masi en «Apuntes históricos y artísticos de la Iglesia de Nuestra Señora de La Piedad: «
«Cruz de fierro que remataba en la torre de aquel viejo templo de La Piedad. Único elemento que sobrevivió del primitivo y colonial templo de La Piedad, cuando fue demolido a finales del Siglo XIX. Reliquia histórica, artística y devocional, producto de las herrerías artesanales del antiguo Buenos Aires. Observemos los perfiles de hierros, las terminaciones lobuladas y las lanzas que salen de su centro. Tiene un largo de 2,90 cm y un ancho de 1,20. Es muy posible que dicha cruz fuera divisada por la Beata María Antonia de San José, a su llegada a Buenos Aires, por el Camino Real desde Luján».