Carta 71 – De la Sierva de Dios a Don Ambrosio Funes (Colonia del Sacramento, 1791)

Finalmente Mama Antula viajó a la Banda Oriental del Uruguay y desde allí le escribe a Funes, rogándole envíe sus saludos a seres queridos y haciendo referencia al Padre del Moral como «el santo cura de La Rioja».

Mapa de Colonia del Sacramento en 1731.

Colonia del Sacramento y…

Señor Don José Ambrosio de Santa Teresa.

Mi más amado hijo en nuestro Señor Jesucristo: Recibí su apreciable de 4 de octubre próximo pasado, toda llena de venganzas y todas ellas propias de un hijo verdadero. Dios me conceda el gusto de ver cumplidas sus amenazas. Quedo enterada de la visita que hizo a Vm. mi Padre Nis el día de San Mateo, que por no acostumbrarlo parece misteriosa; como de que en la conversación le dijo, Vm. la noticia de la enferma a la que aseguro que por sentencia definitiva de Dios, harían de venir a nuestros amados Padres el año de 92, y yo le digo, en castigo de sus venganzas injuriosas, que antes que se cumplan los dos años se ha de verificar nuestro gozo; y esto sin falta, a menos que por nuestros pecados, nuestro Dios revoque su sentencia. No obstante confío en su misericordia que para remedios de estos mismos pecados nuestros nos los ha de conceder, y se le cumplirán a Vm. sus deseos de morir en la Compañía de J. C.

Me dice también que si va errado, lo enseñe; a lo que, por esas mis más entrañas de Jesucristo que me expone, espero que le he de dar buena cuenta de un hijo tan amante suyo.

En cuanto que hace tiempo tiene gana de verme, Dios nuestro Señor es el que ha de disponer las cosas a mayor honra y gloria suya y bien de nuestras almas, como tan amante de ellas; y si nuestras obras fuesen de su agrado, no sólo será el refrán cumplido de Dios los cría, etc., sino es que se cumplirá su santísima palabra de que nos juntará en su celestial morada, para gozarle por toda la eternidad.

También la Catalina dice que se acuerda mucho de mí y que cuanto antes le pague lo que le debo. Dígale de mi parte, que ella dice: «págame lo que me debes, que lo que yo te debo cuenta tendremos», y así que como yo te pago que me pague ella también; y que si el Rey les ha mandado venir a los Padres, que no esperen en nada, que se consuele con la noticia siguiente:
“Copia del Capítulo de carta del ex Jesuita Don Ramón Videla y Aguiar, escrita en Faenza, en 14 de julio de 90. Acerca de nuestra vuelta a nuestras patrias, no te puedo decir gran cosa, sino lo que ahora últimamente, de fresco se nos ha intimado de parte de la Corte, por medio de nuestro Señor Comisario en virtud de los continuos Memoriales que se enviaran a su Majestad, fuera de los que ya te dije en otra mía y es lo siguiente: Que ninguno de nosotros envíe más Memoriales de la Corte sobre el asunto, pues se está pensando el modo de consolidar nuestro deseo, que se nos concederá más de lo que deseamos. Hasta aquí la orden que se nos ha intimado, por lo que estamos en la expectación que tú te puedes imaginar. Su Divina Majestad disponga lo que más conviene a su gloria y bien nuestro. Yo pudiera explayarme más sobre este asunto, pero no puedo por ser sujeto reservado, y no puedo decir más que lo que apunte en el segundo capítulo de ésta mi cansada carta, digo cansada porque ahora empiezo con mis sonseras”.
Esa monjita, santita y edificación de sus Hermanitas, esa es hija de mis entrañas en Jesucristo, que la destine para primicia de Nuestra Madre Santa Teresa de Jesús; a la que hará Vm. una visita de mi parte, dándole la enhorabuena de su profesión y Vm. se dará a conocer por su Hermanito. A la Francisca Antonia que la tengo muy presente y que pida a nuestro Manuelito que no se nos acaben las lamparitas hasta que nos veamos; que le haga saber a sus compañeras y Hermanas mías en nuestro Señor Jesucristo, que las tengo muy presentes y que no se olviden de ésta (aunque la más inferior) Hermana mía; y que por ellas, la pezuña de esta bestia se echó a andar con alpargatas; que me he quedado con el Verio; y que mis Hermanitas que me metieron en él no me han cumplido la palabra y que estoy muy necesitada de ellas; y que si acaso se conduelen y me las remiten, vendrán recomendadas a entregar al Señor Administrador de la Aduana, Don Juan Núñez.

Cuando Vm., mi Padre Nis o las monjas me escriban, pondrán mis cartas cerradas, debajo cubierta, de Don Antonio Zoloayca (sic), oficial del correo de esta Ciudad, y que San Pedro Nolasco aunque esta durmiendo, a su tiempo despertará.

Me dice Vm. que el Cura de la Rioja está dando Ejercicios anuales. No esperaba yo menos de su mucho celo en la salvación de las almas; y en lo que Vm. me dice que no los da tan buenos como yo, mírese Vm. bien en lo que dice y verá vive engañado y habla con pasión o amor propio; porque puede ser (sin puede ser) que esos que a Vm. le parecen no tan buenos, sean más agradables a los ojos de mi Dios y gloria de las almas, que no los míos.

Y esto nuestro Santísimo Dios es quien lo sabe y ninguna criatura puede comprenderlo. Y para que vea cual diferentemente pienso yo de Vm., que sin embargo de tener para la dirección de los míos al Padre Reverendo Fray Diego de Toro, que sabe Vm. el sujeto que es, quisiera tener yo a mi lado a ese santo Cura de La Rioja; pero me consuelo que trabaja en esos destinos para honra y gloria de nuestro Dios y bien de esas pobrecitas almas.

A mi amado y venerado Padre Nis, le hará Vm. una visita de mi parte, y le dirá que yo había conseguido con su Padre Provincial, el que le dejara bajar a ésta, aunque por poco tiempo, por tener el gusto de verlo, pero que me hago cargo que no habrá condescendido de ello, que así habrá convenido para el agrado de Dios.

Por lo que mira a la Gobernadora, es hija mía y queda por mi cuenta su adelantamiento en la virtud. Nuestro Señor tenga en paz y descanso a los difuntos, y a nosotros cuando nos saque de este miserable mundo nos lleve a acompañarlos en la Patria Celestial.

Siempre lo he reconocido por mi verdadero hijo, y como la verdadera Madre, le deseo sus felicidades espirituales y temporales.

María Antonia del Señor San José.

He de estimar que haga Vm. una visita a las señoras de Prado y les signifique mi sentimiento de la muerte de Doña Josefa, y les dirá que siempre la tengo presente en mis oraciones, y en las de las que tengo en mi compañía, que espero en el Todopoderoso la tenga en su eterno descanso. Vale.

Ficha técnica.

  • Fecha: 3 de enero de 1791
  • Desde Uruguay
  • De Mama Antula
  • a Don Ambrosio Funes
  • Idioma: Español

Cf. Blanco LXXXV: AGN, Gob. Nac. 1812 (en castellano); F 17.

Publicado por Agustinasalerno

Publico cuentos que escribo para que los puedan leer.

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