Mama Antula comenta cómo inició la misión de continuar con la obra de los jesuitas, nombra a las Beatas que la acompañan y cómo celebran las fechas de San José y San Ignacio de Loyola. La Beata se refiere a su misión como «mi peregrinación».

Mi estimado hermano en Cristo:
Para darle gusto al Padre Juan Nicolás Aráoz que me manda decir que le participe los principios de mi peregrinación, escribo principalmente ésta que es copia de la mía antecedente, por si acaso no ha llegado ésa, y aún añado alguna cosa más en ésta.
En Santiago, pues, comencé los Ejercicios el año de la expulsión de Vds. con mi compañera, que siempre lo ha sido, Doña Juana Luna, Beata también, con quien hemos estado siempre en grande unión. El Sr. Director fue en Santiago; en La Rioja fueron el Dr. Morales, el Padre Fray José Lezcano, religioso mercedario. También le participo que el día de Santo Domingo entraron aquí en Ejercicios los señores clérigos, y después el día 18 de agosto han entrado otros clérigos también y el Director de éstos ha sido el Dr. Don Vicente Jaunzaras.
También le participo cómo ha muerto mi prima Doña Josefa Paz. Vd. me ha de dispensar el modo como va escrito esto, pues el poco tiempo que tengo y las muchas ocupaciones, hacen que vaya como Dios quiere.
Después que volví de Salta nos volvimos a juntar con las otras Beatas, Doña Juana, etc. Añado que así la clerecía como las personas religiosas, me sirven para este santo ministerio con mucha eficacia y prontitud.
El día de San Ignacio tuvimos una gran fiesta, celebrando el Santo con mucha solemnidad y mucho sosiego en mi oratorio, con sermón y mucha asistencia de clérigos. Me escribe Funes de Córdoba, que las Monjas Teresas lo han también festejado mucho a San Ignacio, haciéndole una gran fiesta. Lo mismo aquí en Santo Domingo, un religioso llamado Fray Andrés Rodríguez, que su anhelo es la Compañía.
También le han hecho fiesta en la Catedral; y el que ha cooperado y costeado la función de San Ignacio en Santo Domingo ha sido Don Isidro Lorea, pues no he visto extremo como el de este caballero, pues hizo convite y comida el día del Santo.
Prosigo en hacer cantar misa al Señor San José cada 19 del mes, como comencé desde que salieron Vds. de acá y esto sin faltar jamás. Y cuando por hacerse los Ejercicios no puedo en mi oratorio, la hago cantar en la Merced. Y de Córdoba y de todas las demás partes donde he estado me escriben que hacen esta diligencia, principalmente en mi tierra, donde me han estado corriendo estas misas que se cantan en la iglesia de la Compañía y de la Merced.
Tal vez pareciéndome que se me tardan los asuntos para honra y gloria de Dios, esto es, la restitución de la Compañía, empiezo a decir al Señor San José que me pague lo que me debe, pues me debe mucho (esto es, lo que yo gasto en estas misas por el Santo, a fin de que me alcance de Dios aquella gracia) y después caigo en la cuenta que más debo yo a él; pero como puede mucho, siempre quedo con el consuelo que me lo ha de hacer; esto es, aquello que sabe Vd.
Volviendo a lo del Padre Juan Nicolás, que quería saberlo todo, con quién andaba yo en mis viajes. Le digo que con mi sobrina Ramona Ruiz y cuatro que traje de Santiago, de las cuales una se murió en Córdoba. Y presentemente son tantas las que tengo, que si quisiera recibir más, se llenara la casa; tal vez tengo otras por sólo algún tiempo porque me dicen que así conviene hasta acomodarlo.
Ésta le escribo algo de prisa por la ocupación en que estoy de la segunda semana de Ejercicios de los clérigos. Los de la primera dicen que nunca han tenido Ejercicios de esta laya, según su estado propio y con sosiego. En la primera semana entró el Cura de la Catedral, el Sr. Arroyo; el Sr. Ortega, Cura de San Nicolás; el Señor Zamudio, Cura de la Piedad; el Dr. Rojas, Cura de Tarija; el Dr. Don Juan Nepomuceno Solá y otros que no nombro por no alargarme más. Fueron en todo 24.
En la segunda semana también han entrado puros clérigos y casi no hay clérigo ninguno que no haya hecho los Ejercicios. Ahora sé que el Señor Provisor está para despachar las licencias para que vengan todos los Curas de la jurisdicción a entrar en Ejercicios.
Si yo no tuviera recelo en mis cartas, pusiera cosas de admiración de lo que hace Dios. Desde que salió el Cura de la Catedral, lo tengo como de capellán diciéndome misa, y casi queriendo renunciar al curato por seguirme, y no sé en qué parará. El arreglo de esta casa va tan bien que no le puede decir más, sino que parece que su Divina Majestad la está gobernando para su mayor acierto y así no sé en qué pararemos.
Encomiéndeme a Dios nuestro Señor, que no levante la mano de su obra. El mismo Señor guarde muchos años a Vd. Su afectísima hermana en Cristo
María Antonia de San José, Beata.
Ficha técnica.
- Fecha: 22 de agosto de 1785
- Desde Buenos Aires
- De Mama Antula
- al Padre Juárez.
- Idioma: Español.
Cf. Blanco LVI: ASR 147-152 (en castellano); AL; ACSBA; G 60; B 67-70. Otras versiones: Blanco LV: ASR 153-156 (en italiano, Lettera 10); ARSI 172-173 (en italiano); G 59. Buenos Aires y agosto 22 de 1785.