A pedido del entonces intendente del Virreinato del Río de La Plata (don Francisco de Paula Sanz) Mama Antula le envía al Padre Juárez -que está exiliado en Roma- un listado de sacerdotes jesuitas (exiliados como él) para conocer su paradero. Y también le pide un Manuelito similar al que pende de su cuello, al que describe y del que comenta su presencia en los Ejercicios.

Mi más estimado, amado y venerado Padre y Hermano:
Con indecible gozo de mi alma recibí las suyas del 10 de marzo y 10 de septiembre de ‘83, por saber de ellas la robustez que disfruta en compañía de nuestros hermanos y mis Padres, a quienes me encomiendo y agradezco las memorias que hacen de mí en sus sacrificios y fervorosas oraciones, pues aseguro que en ninguna ocasión me parece necesitarlas como en el presente; y así ruego a Vuestra Merced y a todos aviven más y más sus espíritus para encomendarme a nuestro Dios, que de esta suerte no dudo el seguir mi destino con grandes consuelos de que redundara a su mayor honra y gloria y provecho espiritual de sus almas.
Me dice Vuestra Merced en sus citadas, que se gradúa por un vil instrumento por hallarse embargado de su ministerio. De todo se sirve Dios, pues estoy para mí que el estado de Vuestra Merced y los nuestros va negociando muchos grados de gloria, y así como el cielo los amontonó arrollando sus ministerios, será servido también de ellos como de los mayores progresos de conquistas espirituales que se las dieran, como espero y ha sido toda mi confianza y consuelo que por los mismos medios se ha de granjear mayor timbre para sí.
Me ha sido muy doloroso la demasiada demora que ha padecido el socorro que le mandé, que yo lo supongo recibido por las cartas de la Señora Virreina, que me dice haberle ya mandado por mano de un señor consejero de Madrid. Asimismo reconvine a nuestro favorecedor Zapiola, haciéndole presente la renitencia de Don Manuel Pérez de Beamurguía en remitir el dinero que libró contra el dicho Zapiola, y éste en el correo pasado volvió a instar con mayor eficacia con muchas franquicias de portes. Por estas suspensiones no he querido en esta ocasión remitir ningún libramiento de dineros hasta no tener el consuelo por los recibos de mis pasadas encomiendas.
Pasando el bochorno que siempre he comunicado a Vuestra Merced tenerlo en asunto de solicitar informes, lo he practicado y ahora reduciéndome a pedirle a este Señor Ilmo., negándome a otros que se me proporcionaban, pareciéndome suficiente para conseguir el fin que pretendo, y acompaño hoy ésta, volviendo a reproducir mis súplicas, porque ponga Vuestra Merced mayor esfuerzo para su breve y entera consecución, pues ello dará la mayor gloria a Dios y provecho a las almas.
En la pasada mía que le escribí en respuesta a sus citadas, le previne que, en cuanto a las personas que sucedan y capellanes, lo esperaba todo del cielo, y así olvide Vuestra Merced sus nombres y que vengan sin bautismo.
En cuanto a mis pretensiones encargo encarecidamente que se me concedan todas aquellas omnímodas que tenían Vuestras Mercedes en sus santas misiones, como las que he tenido yo desde el primer entable de mis Ejercicios, gozando las facultades de Ilmos. Obispos en cuyas provincias he estado y dado Ejercicios, como verá del ejemplar que remito del señor Malvar, dejando los de los señores Moscoso y San Alberto, provisores y vicarios generales, gobernadores, cabildo y otros señores, para no aumentar lo que tanto rehuso.
Hice presente al señor Arzobispo de Santiago, quien camina en todo este mes, el deseo de Vuestra Merced de servirle y comunicarle, lo que agradeció y prometió tenerlo muy presente, lo que le servirá de gobierno. Asimismo saludé en nombre de Vuestra Merced a todos sus recomendados.
El Señor Intendente y Gobernador de esta capital Don Francisco Paula Sanz, hijo antiguo del Colegio Máximo de Granada, me ha remitido una lista de varios Padres, que se hallaban en él en su tiempo, y deseoso de socorrerlos al mismo tiempo que tener el gusto de saber su paradero; porque de algún modo puedo interesarme en aliviar esos desvalidos, estimaré a Vuestra Merced me inquiera las más ciertas noticias y me las comunique del Padre Manuel Palomo, del Padre Arana de Antequera, el Padre Ruiz de Sevilla, el Padre José del Leita, Padre Álvaro Vigil, Padre Thomas Falcón, Padre Toribio Caballín, presidentes, maestros y rectores en el colegio de Santiago de Granada. La vida de nuestro hermano Baigorri la recibí, alabando las grandezas de Dios en repartir tan dadivoso sus gracias a sus siervos y siervas de grande consuelo a sus deudos.
A nuestro hermano el Padre Ventura me le hará presente; cómo si he llegado a suspender el escribirle, ha sido causa el no tener respuesta de las mías, pero que no por ello padezco de olvido, pues lo tengo y tendré muy en la memoria, y que le agradezco sus oraciones con las que me encomienda: que en otra oportunidad le escribiré.
A los Padres Nicolás Aráoz, Fernando Ordóñez y mi sobrino Juan José les dará mis memorias y no dejen juntamente con Vuestra Merced de rogar por mí a Dios como yo lo practico, deseándoles mucha vida, y llegue cuanto antes el alivio para todos, que será el verlos; como me lo espero por lo gordo que hallo a San Estanislao.
Posdata. El canónigo Juárez y su Padre García se hallan buenos como Don Fernando Díaz. Lo que precede es copia de la última que escribí a Vuestra Merced cuyo contenido confirmo y añado. Que si el Ilmo. Señor Malvar en todo el tiempo me protegió por altos juicios con empeño; en su partida de ésta, que fue el 5 de lo que corre, selló su inclinación y afecto a esta obra de Ejercicios con cuantas gracias y facultades tenía, haciéndome dispensa de ellos a mi arbitrio, llevando muy impresas en su corazón las que con sus esfuerzos pudiera conseguirme siempre que le ocupase, cuyas expresiones afirmó con repetidas lágrimas y ternuras que vertió cuando, dándome su bendición pastoral, se despedía de estas ovejuelas míseras.
Hermano, no puedo menos que admirarme, sollozar de gozo y alabar las misericordias del Señor, cuando se me representan los incomparables ejemplos que nos dio, en especial cuando en el traje más penitente, separándose un poco de su dignidad, se abatió hasta el polvo por besar los pies a sus amados hijos, sin contar las demás, que se acomodó a gustar de la comida en medio de la gente más común y esclava. Ahora, pues, yo ruego a Vuestra Merced no deje de comunicarlo, porque estoy cierta oirá y contestará a Vuestra Merced.
El portador de ésta hasta España, será el señor Deán de La Paz que regresa a esos reinos, sujeto de virtud singular y particular afecto nuestro, como en diferentes ocasiones me lo ha acreditado su comunicación y trato angelical.

Estimaré a Vuestra Merced me mande un Niño Dios del tamaño que demuestra esta figura de cruz, e igual a uno que tengo hace tiempo del mismo tamaño todo en una pieza de piedra marmórea. La acción del Niño es estar acostado sobre la cruz y algo inclinado sobre el lado derecho. La mano izquierda tiene cogidos los tres clavos por sus puntas y con ello descansa sobre el cuadrel y parte del vientre la mano derecha, estando el brazo unido al cuerpo viene a parar en la mejilla y le sirve como de reclinatorio. La pierna izquierda recuesta sobre la derecha y está con su garganta sobre la pantorrilla de la misma derecha; los pies descansan sobre una calavera que pisa el izquierdo y toca el derecho con su empeine. Se previene que el Niño está enteramente desnudo y sin toalla o cosa que le parezca. Esta postura o figura de mi Niño Dios ha sido la que más me ha robado la atención; y como el que tengo, rara vez lo desprendo de mi cuello y ya fuese bastante usado cuando llegó a mi poder, apenas se le puede distinguir ninguna acción con perfección. A que se agrega que siendo tierno el afecto que sacan las almas de los santos Ejercicios, quizá por ilusión del demonio, se me postran a los pies y yo, confundida de mi indignidad, los aparto de mí, dándoles a besar mi Niño Dios; el que siempre que Vuestra Merced me consiga me lo mandará con gracias particulares para beneficio de las almas y tocado, si fuere posible, en las reliquia de mayor veneración de esa ciudad santa, con la sola pensión de besar la imagen del Niño y alabar su santísimo nombre. Aunque tosco el diseño de la cruz, me parece suficiente para darle idea del tamaño proporcionado para traerlo al cuello. Incluyo por duplicado el informe referido del Ilmo. Señor Don Fr. Sebastián Malvar y en otra ocasión triplicaré.
Yo quedo siempre con positivas esperanzas en el máximo de mis cuidados y dando gracias al Señor por los sucesivos medios con que viene demostrándonos sus beneficios, a quien sin cesar pido nos dé auxilios eficaces para poderlo amar eternamente.
Buenos Aires y febrero fecha ut supra.
Besa las manos a Vuestra Merced su más afma. hermana en Cristo.
María Antonia del Señor San José
Ficha técnica.
- Fecha: 2 de febrero de 1784
- Desde Buenos Aires
- De Mama Antula
- al Padre Juárez
- Idioma: Español
Cf. Blanco XXXIV: ASR 79-82 (en castellano); G 42; B 54-57. Otra versión: Blanco XXX: ASR 83-84 (en castellano, del 3/2/1784); G 41. Buenos Aires y febrero 2 de 1784.
3 comentarios sobre “Carta 15 – De la Sierva de Dios al P. Juárez (Buenos Aires, 2 de febrero de 1784).”